El acoso sexual laboral comprende cualquier comportamiento de naturaleza sexual, no deseado y reiterado, que se produce en el contexto de las relaciones de trabajo y que afecta negativamente la dignidad, el bienestar o las condiciones laborales de quien lo recibe. Estas conductas pueden manifestarse a través de comentarios, insinuaciones, solicitudes, gestos, contactos físicos u otras expresiones que generen incomodidad, presión o un entorno hostil para la persona afectada.

Es importante tener presente que el acoso sexual puede ocurrir tanto en los espacios físicos de la organización como en entornos digitales, en reuniones externas, actividades de capacitación o cualquier situación relacionada con la prestación del servicio. La percepción de la persona receptora y la ausencia de consentimiento son elementos determinantes para considerar estas conductas como inapropiadas y contrarias al respeto y la integridad que deben prevalecer en el ámbito laboral.

La existencia de estas situaciones, además de contravenir los principios fundamentales de la organización, impacta la confianza y la seguridad psicológica de los colaboradores. Por esta razón, su prevención, atención y sanción constituyen un compromiso institucional que busca asegurar entornos de trabajo libres de cualquier forma de violencia o trato discriminatorio.